Roberto Carranza ganó la batalla del Dakar. El piloto vallisoletano ha tenido dos frentes abiertos durante el Rally celebrado en Perú del 6 al 17 de enero. A diario competía en busca de la mejor clasificación posible pero el gran objetivo con el que afrontó su primer Dakar era terminarlo. Ha sido el primer vallisoletano que participa en el Rally más peligroso del mundo y antes de viajar a Lima ya era consciente de que sus paisanos iban a estar muy pendientes de su actuación al volante del Can-Am Maverick, el ‘buggy’ con el que ha participado junto a Juan Carlos Fernández, el copiloto que le ha acompañado los últimos cuatro años en los Campeonatos de España.

Atravesar la meta en la última etapa ha sido el mayor logro tras dejar atrás 5.600 kilómetros. A su regreso a Valladolid, Carranza disfruta como un niño pequeño cuando recuerda las numerosas dificultades que ha ido salvando día a día. «La primera semana fue asequible para nosotros, teníamos la ventaja de que llevábamos corriendo todo el año y tras ganar el Campeonato de España de Todoterrenos fuimos a Marruecos con un vehículo similar al ‘buggy’ del Dakar para entrenar en zonas de dunas que nos sirvieron para seguir preparando la prueba. La segunda semana de competición dio una vuelta de tuerca. La octava etapa resultó espectacular pero la novena fue todavía más exigente, ha sido lo más duro que he visto en mi vida», asegura Carranza.

El Dakar finalizó el pasado jueves y el piloto vallisoletano ya piensa en la edición de 2020. Una vez superado con éxito el debut, por la cabeza de Roberto sólo pasa realizar una buena temporada en el Campeonato de España antes de entrar en la lista definitiva de participantes que se cerrará en septiembre.

EXCELENTE NIVEL DE PILOTAJE

Carranza se hacía una pregunta antes de iniciar la que ha sido la gran aventura de su vida y al regreso de Perú él mismo tiene la respuesta. «Alguien podía pensar qué hago yo en el Dakar. El año pasado gané el Campeonato de España y en el Dakar se ha demostrado que nuestro pilotaje es magnífico con un 100% de nivel internacional. Juan Carlos y yo hemos ido muy bien preparados física y mentalmente. Llevo varios años trabajando con Pedro Calderón y realizando entrenamientos muy exigentes. Desde que tuve la confirmación del Dakar han sido casi diarios. Hay un trabajo que nadie ve, sólo la familia, y hay cosas que no se valoran. En el Dakar nos hemos encontrado mil trampas y las hemos resuelto, influye el respeto que nos tenemos».

En las medallas que Roberto y Juan Carlos se han traído de Perú se ve reflejado el número de equipos que han finalizado el Rally, 256 de 400. Es otro motivo para sentirse orgulloso. El trabajo ha sido meticuloso de principio a fin. Sólo así ha logrado el Can-Am Maverick el decimonoveno puesto en su categoría, el sexto mejor debutante y el octavo mejor español. La compenetración que piloto y copiloto tuvieron en el Campeonato de España ha resultado clave en Perú. Roberto ha demostrado una vez más su calidad y experiencia al volante, mientras el trabajo de Juan Carlos ha sido fundamental para no salirse de la ruta. «La gente va siempre a tope en el Dakar. Lo hablé con Carlos Sainz al finalizar una de las etapasa. Nosotros teníamos un límite de 130 kilómetros por hora».

El Nacional de Rallys Todoterreno comenzará en marzo. Roberto y Juan Carlos defenderán el título alcanzado en 2018 y serán los enemigos a batir en su categoría. «Somos un equipo fiable. Hemos hecho un gran Dakar y tenemos ofertas, no sabemos todavía con qué coche correremos».

Fuente: www.diariodevalladolid.es