El piloto vallisoletano superó la maratoniana jornada del miércoles y sin apenas descanso afronta la quinta etapa
Con pocas horas de descanso pero la misma fuerza el Promyges Rally Team se está enfrentando hoy a la quinta etapa. Atrás quedan las complicaciones de ayer durante los últimos 100 kilómetros. El recorrido transcurría por una zona lenta, con piedras de gran tamaño y zonas extremadamente rotas que tuvieron que superar ya caída la noche, lo que supuso bajar el ritmo de manera considerable. «En esta zona a las 17:30 ya es de noche y con ello contábamos, pero no esperábamos una morfología del terreno tan hostil, tanto es así que, a pesar de haber bajado el ritmo, Roberto comenzó a notar que el embrague empezaba a dañarse», relataba Juan Carlos Fernández.
Sin embargo, el esfuerzo de sus mecánicos, que han estado toda la noche sin dormir para poder arreglarlo, ha facilitado que el equipo afronte hoy esta etapa, de 564 kilómetros que une las localidades de Al-‘Ula y Ha’il. La especial cuenta con 353 kilómetros bajo el crono y pasada la mitad del track empezarán a encontrarse con grandes colinas de arena similares a las dunas, terreno muy favorable para ellos.
Antes de salir al tramo Fernández ha asegurado que las carencias las están supliendo con «ganas, fuerza y mucho coraje. Nuestros mecánicos lo están dando todo».
Por su parte, Carranza ha afirmado que están pasando un «calvario» en este Dakar 2020. «Veníamos con muchas ganas, pero esta competición es así y nosotros no vamos a tirar la toalla. Lo dijimos el primer día, no queríamos abandonar y lo hemos conseguido. Quiero dar las gracias al piloto catalán que ayer nos remolcó durante 50 kilómetros para poder llegar a la meta, sin él no estaríamos hoy aquí. Sí que es verdad que el espíritu del Dakar existe».
